Por Ramón Peralta

Hay eventos que ponen en evidencia aspectos negativos prevalecientes en las sociedades y que muchas veces ponen en cuestionamiento principios que sirvieron de fundamento a su estructura y origen de ser. Esto viene al caso a la reacción negativa de un gran sector de la población americana contra la vacunación y el uso de máscara para combatir el Covid 19. La negación, en la mayoría de los casos, ha estado sustentada en el estrecho criterio de que la vacuna es una opción personal y que por lo tanto, no puede ser obligatoria.

Los que sustentan este criterio parten del hecho de que el individuo está por encima del bienestar de la colectividad o la sociedad. Esta idea era sustentada con validez, precisamente, en aquella etapa llamada nomadismo y antes de que el hombre se agrupara para vivir en sociedad. Una vez el hombre se agrupa para vivir en sociedad fue preciso establecer normas, que se hicieron necesarias para dar coherencia al grupo social y donde se requería, como elemento necesario, la sumisión del individuo a ciertos principios. Por tanto, para obtener la armonía en la sociedad se establecieron normas y principios que no siempre son del agrado de todos sus componentes pero que son necesarios para mantener la estabilidad de la sociedad. En esto reside la lealtad a aquellos principios que enarbolaron los fundadores de nuestras naciones y principalmente, la de esta gran nación americana, que se estamparon en aquel sagrado documento llamado constitución. No es por casualidad, que precisamente la constitución norteamericana es encabezada por aquel titular que dice: “We the people …”, “Nosotros el pueblo…”. Dentro de esa emblemática frase se compendia el sentido de comunidad, que los fundadores del estado americano comprendieron como necesario para sentar las bases del nuevo estado libre.   

Hoy en día, en medio de la pandemia que nos azota, numerosos grupos, en nombre de un mal llamado individualismo, que está de espalda a los principios fundacionales antes mencionados,  se han levantado en contra de las normas que las autoridades médicas y gubernamentales han establecido para detener la horrible enfermedad que nos azota y que ya ha costado la vida a mas de 700,000 norteamericanos. Los furiosos opositores a las vacunas y al uso de una simple máscara, han apelado hasta el uso de la violencia y a argumentos sin sentido para evitar que las autoridades den cumplimiento a las medidas para prevenir la expansión de la pandemia. En otras palabras, no les importa las miles de familias que han sido afectadas por las muertes de sus familiares sino también, de aquellos que hoy se encuentran recluidos en centros de salud. De manera que la preservación de su ego está por encima del interés social.  En ese sentido, compartimos la idea aparecida en el editorial de un periódico y que refiriéndose al sin sentido individualista dice: “…en nombre de un individualismo hostil a la sociedad, una minoría está optando por privarse de la protección biológica abriéndose a la posibilidad de convertirse en vector del mal en amenaza a la vida y la salud de los demás…Tozudez contra una política sanitaria cuyas disensiones, aun pocas, interfieren los esfuerzos nacionales por sacar de circulación el mortal contagio…Vacunarse es blindarse con un traje de dignidad.”

Ojalá que los que se ven por encima del interés de la sociedad comprendan, que sin su colaboración no podremos superar los desastrosos males de la pandemia.