Una apertura necesaria y peligrosa
La gobernadora del estado de Michigan, Gretchen Whitmer, ha venido siendo fuertemente presionada por los sectores conservadores del estado, que son bastantes, para que reabra la economía y termine la cuarentena basada en su orden ejecutiva “Quédate en casa, quédate a salvo”.
Algunos de sus críticos, como el senador republicano, Mike Shirkley, y algunos de los sheriffs que participaron en la protesta de Grand Rapids organizada por grupos ultra conservadores, el pasado lunes 18 de mayo, dicen que basta con que las personas tomen las precauciones para evitar el contagio y que no es necesaria la cuarentena. Sin embargo, ni él ni los sheriffs que estuvieron en el evento, vestían mascarillas ni respetaban la distancia social requerida por los epidemiólogos.
Esto demuestra hasta qué punto llega la irresponsabilidad de estos individuos, y a dónde iríamos a terminar si esta pandemia hubiera llegado en un gobierno estatal de su partido, el republicano.
La Gobernadora Whitmer, presionada por el temor al descalabro total de la economía del estado, y empujada por la creciente oposición a la permanencia en cuarentena, autorizó el jueves la reapertura de una serie de negocios y servicios que ayudarían a reactivar poco a poco la vida comercial del estado. Pero, condicionó esa apertura a que se sigan las normas de protección y que los negocios lo exijan a sus clientes.
Lamentablemente los seres humanos tendemos de manera natural al individualismo. Desde niño queremos todos los juguetes para nosotros y hasta que nos enseñen a ser seres sociales, poco nos importa que los demás no los tengan. La sociedad norteamericana es la madre y la maestra de la escuela del individualismo. A los americanos se les enseña a querer a los demás con lo que les sobra de quererse ellos; a amar el dinero sobre todas las cosas y a imponer su libertad sobre la libertad de los demás. Por eso, esa gente que anda protestando, reclama poder hacer lo que les gusta, poder continuar su vida a su manera independientemente de lo que ocurra a su alrededor.
Para lograr una reapertura exitosa y paulatina como quiere la gobernadora, será necesario el cumplimiento de las normas, y los norteamericanos como los que acuden a las protestas, ya dijeron que no respetan ni respetarán las normas. Entonces que ¿qué hacer?
¿Volver a una pseudo normalidad cargada de riesgos, o continuar la cuarentena voluntaria para estar a salvo?
Creemos que las autoridades deben hacer respetar la ley sin temor, hacerles comprender a los individualistas que no se permitirá que su irresponsabilidad afecte a los demás.
No importa que sigan llamando dictadora a la gobernadora Whitmer, la ley y el bien colectivo deben imponerse a toda costa a la voluntad individual.
