De vuelta a la anormalidad que llamamos normal

 

Con los esfuerzos de reabrir las actividades económicas de los estados, las pequeñas cosas ganadas en la pandemia las estamos perdiendo.  Quedarse en casa siempre fue más seguro que andar en el medio.  Comer en casa siempre fue mas saludable que comer en la calle.

Protegerse de los virus del aire, siempre será más sano que exponerse a ellos. Y recibir el dinero en casa, no tiene comparación.

Pero eso no es lo normal, ni la mejor forma de disfrutar la vida. En la medida en que la desesperación por volver a la vida de stress, de tiendas, bares y restaurantes nos lanza a las calles como reses cautivas abruptamente liberadas, volvernos a correr los mismos riesgos que condujeron a la cuarentena.

Según los recientes informes de nuevos casos y fatalidades, la reapertura a la vida social y pública ha traído como consecuencia el aumento de nuevos casos de contagio del Covid-19.

En East Lansing por ejemplo, 30 personas resultaron positivas del virus luego de asistir a un bar durante el fin de semana pasado.  El bar tuvo que ser cerrado, los enfermos sometidos a tratamiento y unos cientos mas enviados a guardar cuarentena hasta que reciban los resultados de las pruebas.

El miércoles pasado, la cifra de nuevos contagios en Estados Unidos estuvo cerca del pico alcanzado en los peores momentos de la crisis.

Varios Estados tuvieron cifras récord a consecuencia de las aperturas, entre ellos Nevada, las Carolinas, Texas, California y Arizona.  Afortunadamente Michigan, que ha estado en la lista de los Estados más afectados han logrado mantener un ritmo, sino descendiente, por lo menos estable.  Es decir, con la aparición de nuevos casos en cantidades similares.  Lo cual indica la no existencia de brote incontrolable y expansivo.

El condado de Kent, donde se encuentra Grand Rapids, no ha sido de los más afortunados.  A diferencia de otras zonas del estado, los casos han seguido amentado en números cada vez altos.  Sin embargo, estamos disfrutando de las mismas aperturas que otros lugares del estado, como los de la alta península , donde la población es mucho menor y existen menos lugares de convergencia social.

Los hispanos somos las principales víctimas de la pandemia debido a que estamos activos en trabajos esenciales, cuando otros grupos trabajan desde sus hogares.  Por esa razón, debemos ser los mas cuidadosos, para volver a esa normalidad de la que salimos en marzo y esperamos no regresar.