La elección de Kalama Harris

 

La elección de Kalama Harris como compañera de boleta hecha por el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, no es mas ni menos que lo que se esperaba.  Lo único sorprendente fue, que en esa decisión se borraron como conejo en el sombrero de un mago, las aberraciones sexistas de las que Harris acusaba a Biden en los careos realizados en la carrera por la nominación del partido del burrito.

O sea que, borrón y cuenta nueva.

Kamala Harris tiene un buen historial como ambientalistas, según dicen algunos defensores de la ecología y el planeta.  Dicen que ella como senadora se ha expresada duramente contra las empresas que contaminan el ambiente. 

Sin embargo, mantuvo una posición escéptica a las ideas de un sistema de salud para todos, y otras propuestas progresistas llevadas al debate por nominación demócrata el año pasado y principios de este año.

Como mujer, es indiscutiblemente un imán irresistible para el voto femenino, y como afroamericana, la garantía del voto de una parte importante de ese grupo étnico.

Las mujeres representan el 53 por ciento de los votos de acuerdo con los resultados de las elecciones congresales del 2018. 

En las elecciones del 2016 en las que compitieron por la presidencia Hillary Clinton y Donald Trump, el 54 por ciento del voto femenino se fue al lado demócrata y el 42 por ciento al republicano.  Las mujeres afroamericanas votaron un 95 por ciento a favor de Hillary y solo un 3 por ciento a favor de Trump. Las mujeres blancas votaron un 62 por ciento por Trump y solo un 34 por ciento por Clinton.  Las mujeres hispanas votaron 70 por ciento por Hillary y un 25 por ciento por Trump.

Después de cuatro años de gobierno de Trump en los que el presidente no disimuló su desagrado hacia las minorías, es difícil pensar que la situación no fuera cambiar, pero ese cambio no sería muy grande, no trae consigo un billete premiado del Súper Ball, pues la inclinación hacia el partido demócrata de las mujeres afroamericanas ya era manifiesta, por lo que la nueva diferencia sería de unos cuantos votos mas para Biden de los que obtuvo Clinton.

Lo mismo en los votos de la comunidad afroamericana en general, la que de por si ha sido siempre demócrata y en las primarias del partido del burrito apoyó abiertamente a Biden.

Entonces ¿Qué hará que Joe Biden en el 2020 obtenga mas votos que Hillary Clinton en el 2016 para derrotar a Trump?

Aparentemente nada, y si las cartas sobre la mesa son las mismas, la partida de póker está perdida.  Pero la jerarquía demócrata apuesta al voto contra Trump, que espera absorberá los votos descontentos hacia el binomio Biden-Harris.

Apuestan a que la juventud progresista que masivamente apoyó a Barack Obama en las elecciones del 2008, lo hará ahora para sacar a Donald Trump del poder, aunque ni Biden ni Harris sean de su agrado.

Ese cálculo puede estar correcto, pero también equivocado.  La plana demócrata prefirió correr el riesgo abrazándose a una opción discreta y conservadora antes que descargar sus esperanzas de triunfo en un candidato muy popular pero radical y vulnerable por sus ideas socialista, una palabra que en Estados Unidos representa el hall del infierno.

Para los votantes progresistas, el Partido Demócrata les robó dos veces la nominación a su candidato, el senador de Vermont, Bernie Sanders.

¿Qué tanto podrán estos ignorar el dolor de dos heridas para elegir lo que, los que les robaron sus sueños, le entregan ahora a cambio?

Eso, dirán las elecciones de noviembre.