Y después preguntan por qué la gente quiere venir a Estados Unidos

 

El presidente Joe Biden ha estado batallando con el Congreso para conseguir el apoyo a su ambicioso plan de infraestructura que contiene, o contenía, una amplia cobertura de protección a las familias de clase media baja de Estados Unidos.

El mandatario quiere que las familias reciban suficiente dinero para costear sus necesidades; que la atención prescolar a los niños sea gratuita y que se legalice al menos a ocho millones de inmigrantes que viven en el país como indocumentados desde el año 2011.  En otras palabras, el presidente está luchando por una mayor justicia social en el país.

Sin embargo, por otro lado con un rostro y un discurso diametralmente diferente, el presidente y sus allegados brindan un sólido respaldo moral y económico a regímenes corruptos de países del tercer mundo y otros estados cuya cultura y filosofía de gobierno constituyen afrentas a los derechos humanos.

El secretario de estado, Antony  Blinken, viajó recientemente a Colombia para llevar ayuda a la lucha contra el narcotráfico y expresar su respaldo al gobierno de Ivan Duke, al que considera un fiel aliado en el hemisferio.

El presidente Biden aumentó la ayuda a Colombia en 41 millones de dólares mas para el 2022, lo significa, aparte de la enorme ayuda militar, 453 millones para el gobierno de Duke.

Colombia es un país de 50 millones de habitantes de los cuales 21 millones viven en la pobreza y 7.4 millones en la extrema pobreza, es decir, que apenas encuentran para comer.

Durante el gobierno de Ivan Duke han sido asesinados casi cinco mil dirigentes sindicales y campesinos con la complicidad de las autoridades.  muchos de esos asesinatos son encubiertos con el pretexto de que han sido daños colaterales o insurrectos caídos en combate.

Recientemente Duke, impuso una reforma fiscal que pagarían las personas mas vulnerables, lo que provocó levantamientos populares que el régimen reprimió matando a decenas de manifestantes.

En el 2014 Estados Unidos creó la llamada Alianza Para La prosperidad del triangulo Norte que incluye a Honduras, El Salvador y Guatemala.  En virtud ésta, erogó para esos países 2,600 millones entre 2017 y 2019 y la actual administración de Biden ha aumentado la ayuda con la finalidad de reducir el flujo migratorio hacia Estados Unidos.  Esos tres países han tenido gobiernos hartamente conocidos como corruptos que han incrementado las diferencias sociales y la pobreza extrema.  Entre esos carcamanes se distingue el gobierno de Honduras de Juan Orlando Hernández.

Mientras Estados Unidos apoya los regímenes corruptos se embarca en derrocar a los que si se encaminan a reducir la pobreza y dan mejores muestras de honestidad.  Así, en Honduras en el 2009, tras bastidores la administración de Barack Obama apoyó el golpe de estado contra el gobierno democrático de Manuel Celaya y manipuló la situación para que volvieran al poder los regímenes corruptos de derecha, como el de Porfirio Lobos, Roberto Michelletti y Juan Orlando Hernández.

Respaldó con vehemencia el golpe de Estado contra el presidente de Bolivia, Evo Morales en el 2019, cuyo gobierno había reducido en mas de un 20 por ciento los niveles de pobreza de ese país sudamericano y respaldó sin tapujos el gobierno de facto de Jeanine Áñes.

La administración de Biden mantiene todas las medidas inhumanas que impuso la administración de Donald Trump a Cuba, sin importarle que los 11 millones de habitantes de ese país son tan vulnerables a la pandemia como los 329 millones de habitantes de Estados Unidos.  Lo mismo sigue haciendo con Venezuela y Nicaragua.

Pero esa política de bueno aquí y malo allá, no es nada nuevo. Lyndon B. Johnson firmó en 1964 la ley de derechos civiles que puso fin a la discriminación racial, pero al mismo envió miles de tropas a Vietnam y otras decenas de miles a Santo Domingo para impedir el retorno de un gobierno honesto derrocado por militares corruptos. Ronald Reagan, hizo aprobar la amnistía para dar estatus legal a millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, y al mismo tiempo, apoyó hasta el último momento la sangrienta dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua, y creó en 1980 un ejercito irregular (los Contras) para derrocar al movimiento popular que libró a Nicaragua de la dictadura.

La semana pasada salió otra caravana de inmigrantes de Centroamérica y Haití hacia los Estados Unidos y todavía hay norteamericanos que se preguntan ¿Por qué todos quieren venir aquí?