CIUDAD DE MÉXICO (AP) — México investiga si algún funcionario o agente de migración está vinculado con el caso de las 19 personas asesinadas hace diez días cerca de la frontera con Estados Unidos porque una de las dos camionetas involucradas en los hechos podría haber estado previamente en poder del Instituto Nacional de Migración, informó el lunes la Secretaria de Gobernación.

Los cadáveres fueron encontrados el 22 de enero en un vehículo tipo pick-up calcinado y que tenía 113 impactos de bala en un camino de terracería en la localidad de Camargo, en el estado de Tamaulipas, junto a la frontera con Texas.

Se presume que las víctimas eran migrantes pero, hasta el momento, la fiscalía del estado sólo ha identificado a dos ellos como originarios de Guatemala y a otros dos mexicanos.

Había 15 cuerpos en la caja de la camioneta, dos más en la cabina y otros dos a sendos costados del vehículo.

En la misma área se encontró un segundo vehículo, también calcinado pero sin cadáveres, con placas del vecino estado de Nuevo León. Según indicaba un comunicado de la fiscalía de Tamaulipas del sábado, este vehículo había sido ubicado en diciembre en el lugar donde fueron “rescatados” 66 extranjeros por policías del municipio de Escobedo y agentes del Instituto Nacional de Migración.

Algunos medios indicaron que esta segunda camioneta fue asegurada por la agencia migratoria.

La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, dijo que se investiga “cómo o por qué el Instituto Nacional de Migración tenía esta camioneta, si es que la tenía, y si hay o no alguna responsabilidad de algún servidor publico, sobre todo del Instituto Nacional de Migración” en los hechos.

Se desconoce por qué las 19 personas fueron asesinadas y sus cuerpos quemados. Del total, 16 eran hombres y había una mujer, pero no se ha podido todavía determinar el sexo de los otros dos cadáveres debido a lo calcinado de los restos.

Existen casos en que grupos de narcotraficantes cobran a los contrabandistas por cruzar su territorio y secuestran o asesinan a los migrantes cuyos contrabandistas no hicieron el pago.

Parientes de un grupo de migrantes que salieron del departamento de San Marcos, en el suroeste de Guatemala, están convencidos de que 13 de las 19 víctimas son sus seres queridos.

Algunas de esas familias dijeron haber recibido llamadas del traficante que trasladaba al grupo de 10 hombres y tres mujeres hacia el norte, quien les comunicó que sus parientes estaban muertos. Las familias afirmaron haber perdido comunicación con sus parientes alrededor del 21 de enero.

Otros dos cadáveres identificados son de mexicanos, informó el fin de semana la fiscalía de Tamaulipas.

Sánchez Cordero subrayó que se está avanzando en la pesquisa y que existe una comunicación permanente con las autoridades guatemaltecas con el objetivo de “tener una investigación muy legítima, muy sólida de todas las evidencias”.

La localidad de Camargo es desde hace tiempo un territorio en disputa entre grupos delictivos rivales y un punto importante para el tránsito de narcóticos y migrantes.

El ataque trajo a la mente la masacre de 72 migrantes ocurrida en agosto de 2010, también en Tamaulipas, cuando miembros del cártel de los Zetas detuvieron dos camiones con migrantes, principalmente centroamericanos, los llevaron a un rancho en la localidad de San Fernando y, como se negaron a trabajar para ellos, los asesinaron.

La repetición de una masacre de ese tipo era una de las mayores preocupaciones del gobierno mexicano.