BEIRUT (AP) — El ejército sirio ha retomado la mayor parte del reducto rebelde de Idlib, cerca de la frontera con Turquía, expulsando a cientos de desertores militares de una base importante que ocuparon durante meses, aunque bolsones de resistencia continuaban la lucha el martes.

La operación de tres días para tomar la ciudad siguió a una ofensiva similar para desalojar a la oposición de otro territorio clave que controlaba, el distrito de Baba Amr en Homs. Las dos victorias dieron al presidente Nashar Assad un impulso innegable en su campaña para aplastar la oposición armada.

El régimen recibió un impulso adicional el martes con el compromiso de Rusia, su aliado firme, de seguir vendiéndole armas. Adicionalmente, un intento diplomático del enviado de la ONU Kofi Annan de negociar un cese de fuego fracasó el fin de semana.

Con todo, la presión internacional se intensificó más que nunca. Estados Unidos estudiaba opciones militares y el titular de la Liga Arabe dijo que la matanza de civiles por el régimen era un crimen de lesa humanidad que debía ser investigado por una comisión internacional.

Activistas reportaron nuevos actos de violencia en la provincia de Hama cerca de Homs, los suburbios de Damasco y otros lugares del país con decenas de muertos.

La organización por los derechos humanos Human Rights Watch, con sede en Nueva York, dijo que el ejército plantó minas terrestres cerca de la frontera con Turquía y el Líbano, en rutas que utilizan los civiles para huir de la violencia y buscar refugio en países vecinos.

En Ginebra, la agencia de Naciones Unidas para refugiados dijo que 230.000 sirios han huido de sus hogares desde que comenzó el levantamiento contra el régimen el año pasado. La ONU dice que más de 7.500 personas han muerto en los últimos 12 meses.

El coordinador en Siria del alto comisionado de la ONU para refugiados dijo que 30.000 personas han huido a Turquía, Líbano y Jordania y que "diariamente, cientos de personas siguen cruzando a países vecinos"


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