Por Ramón Peralta

Después de cumplirse un año de la presente administración y sin ninguna expectativa de que se vayan a producir los cambios que se prometieron en las leyes de inmigración, ha creado en ciertos sectores de la población migrante un sentido de crítica y desencanto hacia la administración Biden. Muchos sostienen que los ligeros cambios que se han hecho se quedan cortos a las promesas hechas y que no conducen a nada.

Por otro lado, hay quienes admiten que aunque no se han logrado los cambios ofrecidos, se han producido algunas disposiciones que benefician ciertas categorías de inmigrantes. Entre las medidas favorables se cuenta aquella que dispone, que los inmigrantes que no han cometido faltas o crímenes no sean incluidos en la lista de prioridad del ICE, es decir, que dicho departamento no procederá contra cualquier inmigrante como sucedía durante la administración Trump, trayendo pánico en las comunidades de inmigrantes y en sus lugares de trabajo. En ese sentido, las autoridades de inmigración y la administración Biden alegan, que debido a estas disposiciones,  el número de detenidos está muy por debajo de los que se produjeron durante la administración de Obama y Trump. Sin embargo, muchos de los abogados e instituciones que trabajan para los inmigrantes admiten, que todavía encuentran muchos escollos en los procedimientos de hacer cumplir las disposiciones de la administración.

La situación creada, debido a la pasividad y desacuerdos dentro de la administración, ha despertado el desencanto entre muchos sectores de inmigrantes, que esperaban otro tipo de acción de la administración. Aunque la reacción es válida, los inmigrantes y los sectores que los apoyan, no pueden pasar por alto la realidad política en torno al asunto inmigratorio. En ese sentido, hay que tener presente dos hechos: Primero, en la mayoría de la población votante norteamericana todavía no hay un consenso sólido favorable a la inmigración; Segundo, como consecuencia de esa realidad, los políticos han adoptado una posición tímida en buscar solución al problema.

Tomando en consideración estos dos hechos, es importante que, los líderes de la comunidad hispana se avoquen a crear conciencia de la importancia del problema inmigratorio, ya que según las encuestas, todavía hay una alta cantidad de hispanos a los que no les importa mucho el asunto de los inmigrantes. El panorama político que se avecina con la celebración de las elecciones de medio tiempo, existe la posibilidad de que el control de las Cámaras del Congreso sea tomado por los Republicanos, lo que no hay dudas pondría la situación de los inmigrantes peor que en el presente. Está demostrado hasta la saciedad que los Republicanos no les importa mucho resolver el problema en que se encuentran miles de inmigrantes, sobre todo a la ala ultraconservadora que actualmente está en control del Partido y que sigue al pie de la letra las directrices de Trump. Aun cuando Biden no ha logrado mucha diferencia en término de política inmigratoria, los Republicanos lo acusan de lo contrario, es decir, de que está “abriendo las fronteras a los ilegales”. De manera que, sería recomendable que los activistas pro inmigrantes presten mas atención a la coyuntura política que se avecina y que podría poner las cosas peor que ahora, antes de descartar de una manera radical las opciones de la presente administración aunque éstas hayan sido tímidas. De todas maneras, hay que seguir manteniendo la presión a las dos fuerzas políticas dominantes hasta que se obtengan resultados deseables.