Señores, en Indiana un hombre armado impidió que un rambito realizara otra masacre con un arma de asalto. El hombre actuó como un vaquero del oeste y derrumbó a su adversario en fuego cruzado. ¡Bien!
Pero eso no quiere decir que el que la gente armada sea a la solución del problema de las matanzas. La solución es simple y sencilla: prohibir la venta de armas de asalto a civiles. En otras palabras, controlar el tipo de armas que los ciudadanos pueden tener y aplicar otras regulaciones que acentúen la responsabilidad de los que tienen en sus hogares esos artefactos fatales.
Es muy probable que ese hecho sea ahora utilizado por los defensores de las armas para promover la venta de las mismas y bloquear con la ayuda de sus “serviles” del Congreso las leyes para controlarlas. Que nadie se llame a engaño: ¡una golondrina no hace verano!
Bueno, y la esposa el comediante de Ucrania, Volodimir Zelensky, estuvo de visita en Washington como parte de la campaña de la administración de Biden de hacerle creer a la gente que el disparate que armó en Ucrania fue correcto. Entre los actos protocolares, la momia más antigua del Congreso, perdón, la presidenta mas antigua del Congreso, Nancy Pelosi, le dio la bienvenida. Eso nos recuerda a Donald Trump y sus aliados cuando reconocieron a Juyan Guaidó como presidente de Venezuela. La esposa se reunió con Melania Trump con todos los protocolos de esposa de un jefe de estado. Su esposo condecorado como héroe y al final terminaron los dos friendo moscas en un sartén de hojalata.
Desde que se armó la guerra de Ucrania a Guaidó guardaron en una maleta, y ahora los que lo reconocían presidente negocian con Maduro. ¡Ohhh! ¿Qué pasó?
Dice un viejo refrán que “el amor y interés se fueron al duelo un día, pero más pudo el interés que el amor que se tenían”.
Eso mismo les a pasar a los líderes europeos que han sacrificado su suministro de petróleo ruso en aras de respaldar a Estados Unidos y la OTAN. Se engancharon de Supermán y supermán no los pudo sostener.
El bloqueo al petróleo ruso no afecta a Estados Unidos, pues este país importaba de Rusia solo un 12 por ciento de su consumo. Los que están fritos son los alemanes, y sus socios. La industria alemana, que es la más grande de Europa, se mueve con petróleo ruso, y cuando llegue el invierno si no encuentran alternativa, terminarán enroscados en las sábanas diciendo: ¡“Fo, que frío”!
Las consecuencias de esa “solidaridad” con Estados Unidos la sufrió primero Inglaterra. Boris Johnson salió disparado como un cohete y no se sabe dónde cayó. Cuando los trabajadores europeos se vean sin sueldo y pasando frío, saldrán a buscar a los ministros hasta con detectores de metales.
La presidenta de la unión Europea, Ursula Vonderleyen, terminará trabajando de camarera en un bar de marines para que no la encuentren, y el primer ministro alemán, Olaf Scholz, posiblemente se convierta en travesti.
¡Que San Ramón los saque con bien!
Nos vemos en los próximos jalapos, si la Virgencita lo permite.
