Washington, 5 sep (Prensa Latina) El suicidio sigue siendo hoy un problema social, y especialistas en salud mental alertan sobre comportamientos previos a esta acción que apaga la vida de casi 800 mil personas cada año en todo el mundo.
Hay personas que regalan pertenencias preciadas, duermen poco o mucho, prefieren la soledad y conducen en estado de embriaguez.
Otras hasta lo ensayan, “pues muchas veces la gente necesita trabajar para hacer ese intento real porque es algo biológico contra lo que tienes que ir, tu propia supervivencia», subrayó Roeske.
Para Roeske es vital tomarse en serio cuando alguien habla de querer morir, ya sea por suicidio o de otra manera.
«Si alguien está luchando por encontrar una razón para vivir, esa es una persona de mucho mayor riesgo”, comentó el experto citado por el sitio digital de CNN.
Los que dicen ya no me necesitas o sin mi estarían mejor reproducen un sentimiento de que son una carga para sus más cercanos, también tienen peligro para su vida, explicó Roeske.
Los factores psicológicos, las situaciones angustiosas o la genética pueden aumentar la probabilidad de que alguien considere atentar contra su vida.
Entre ellos, ejemplificó el psicólogo, la desesperanza, dolor crónico por enfermedad grave, antecedentes familiares de suicidio, perder el trabajo, ahorros, seres queridos y pareja.