NUEVA YORK- Un estudio sobre unas 800 mujeres de Italia y el Reino Unido revela que controlar y tratar a las embarazadas con bajos niveles de la hormona tiroidea influye muy poco en la inteligencia del futuro bebé.

Este resultado, publicado en New England Journal of Medicine, "no cierra la puerta a la pesquisa, pero se acerca a ello bastante porque se trata de un ensayo prospectivo aleatorizado, que es difícil contradecir", dijo el autor principal, doctor John Lazarus, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cardiff.

Con su equipo considera que los resultados respaldan las guías que no recomiendan realizar ese control de rutina.

Los autores analizaron muestras de sangre de 21.846 mujeres con menos de 16 semanas de embarazo. La mitad de las muestras se analizó inmediatamente: 390 tenían hipotiroidismo y recibieron 150 mg diarios de levotiroxina (la dosis varió si era necesario).

El resto de las muestras se conservó y analizó recién después del parto: 404 mujeres habían tenido niveles bajos de la hormona tiroides durante el embarazo.

"El 95 por ciento de esas mujeres tuvo enfermedad tiroidea leve, sin signos clínicos y que podía confundirse con los síntomas del embarazo", dijo Lazarus.

A los 3 años de edad, el coeficiente intelectual (CI)

promedio de los niños era de 99,2 si la madre había recibido tratamiento tiroideo y de 100 si la madre no había tomado levotiroxina.

Tampoco hubo diferencia al comparar sólo a los niños con un CI por debajo de 85: el 12,1 por ciento de las mujeres tratadas tenía un hijo en esa categoría, comparado con el 14,1 por ciento de las participantes que no habían sido controladas durante el embarazo.

El equipo observó también que el tratamiento tampoco mejoró significativamente la función tiroidea de las mujeres, mientras que estudios previos habían sugerido algún beneficio.

"Esperábamos encontrar alguna diferencia. No fue así y eso nos sorprendió", dijo Lazarus.

El equipo lo atribuyó a que, quizás, la evaluación de los niños fue muy temprana como para detectar alguna diferencia o que el test de CI habría sido muy general como para identificar diferencias sutiles.

"La otra posibilidad es que hayamos reunido a las mujeres cuando el embarazo estaba demasiado avanzado", agregó Lazarus.

Pero adelantar la pesquisa tiene sus complicaciones en la práctica, ya que en el Reino Unido, "la mitad de los embarazos son no planificados y las mujeres ignoran su estado durante uno o dos meses", señaló.

Además, las mujeres no consultan al médico hasta después de las 12 semanas de embarazo, "cuando pasó el primer trimestre". El estudio se realizó en 10 centros del Reino Unido y uno de Turín, en Italia, y se excluyó a las mujeres que esperaban gemelos (Reuters Health)


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