Por Ramón Peralta
Ya había escrito estas notas cuando apareció en los medios, que la directiva del Centro Hispano había elegido un director “provisional” para dirigir el Centro. Como las ideas que expongo no están ligadas a un individuo en particular sino que son elementos a debatir para el futuro de la institución, procedo a dejarlas como la había concebido.
El Consejo Directivo o Mesa Directiva, como le llaman otros, se aboca a eligir un nuevo director. Es propicia la presente coyuntura para que los directivos no solamente se dispongan a buscar un nuevo director sino también, que aprovechen la ocasión para evaluar las actividades del Centro y en ese sentido, proceder a llevar a cabo los cambios que necesita esa institución.
Por años hemos sostenido que el Centro Hispano necesita un giro de 360 grados para que se convierta en la institución de servicios que merece la comunidad. Cuando decimos comunidad nos referimos a los hombres y mujeres que constituyen la mayoría de nuestra población, que son los que trabajan largas horas en factorías, trabajos de construcción, restaurantes grandes y pequeños, y aquellos que luchan arduamente para apenas conseguir los medios de sostener sus familias y que enfrentan dificultades económicas. Estos y otros dentro de esa categoría, además de constituir la mayoría, son los que el Centro Hispano está llamado a servir.
En ese sentido, es importante que el Centro redirija la política de trabajo que hasta ahora ha llevado a cabo y que sus iniciativas respondan a las necesidades prioritarias de la comunidad. Para eso es necesario que la institución se reconecte con la comunidad e investigue cuáles son sus problemas más acuciantes para así ofrecer los servicios que la comunidad requiere. El Centro debe de dejar atrás la política de asumir funciones que son propias de otras instituciones. Si hay problemas educativos en las escuelas, el Centro debe ser un portavoz de esos problemas pero no puede dedicar recursos a reemplazar la labor de las escuelas. Así mismo pasa con los comerciantes; el Centro no está para dedicar recursos a ese sector, para eso existe una Cámara de Comercio Hispana. Como estos hay otros casos.
Otro elemento altamente cuestionado y que necesita ser revisitado por los miembros de la Mesa Directiva, es el costo de los servicios que presta la institución. Se tiene entendido que el Centro es una institución sin fines de lucro y que como tal recibe ayuda económica de otras instituciones para ofrecer los servicios que presta. Entonces la pregunta del millón que todo el mundo se hace es, ¿por qué el Centro cobra por los servicios que presta cuando recibe dinero para subsidiar esos servicios? Qué cantidad de la ayuda que recibe se dedica al pago de la empleomanía y que otros denominan burocracia? Es esa cantidad tan elevada que el Centro se ve obligado a cobrar sumas fuera de lugar por los servicios que ofrece? Si eso es así, por qué no se racionaliza el gasto para así dar margen a ofrecer servicios gratis o a bajos costos a las personas que los necesitan? Es un secreto a voces en la comunidad que las gentes que necesitan ayuda no se acercan al Centro por la imagen de que allí se cobran sumas por los servicios que alejan a las gentes de escasos recursos.
Por otro lado, el Centro Hispano debe ser más accesible a la población, no debe esperar que la gente vaya al Centro sino ir a la gente para ver las necesidades de ésta. Para esto se requiere que en vez de tener un personal sentado en una oficina, tenga también un personal que vaya a la comunidad, que es de lo que ha carecido la institución por muchos años. En ese sentido, es importante que el Centro Hispano emplee activistas que conozcan la comunidad y sepan cuáles son sus necesidades. No quiere esto decir que haya que prescindir del personal necesario para los asuntos burocráticos y que otros llaman de papeleo. Estos cambios son necesarios si queremos tener un Centro Hispano que sirva y responda a las necesidades de nuestras gentes. Ahora bien, si lo que queremos tener es un elefante blanco para satisfacer los criterios de una pequeña minoría que siempre ha usado al Centro como plataforma de influencia en la comunidad americana, que sigan las cosas como están. Pero como dije al principio, esta Mesa Directa o Consejo tiene ahora la brillante oportunidad de cambiar las cosas y hacer del Centro Hispano un mejor instrumento de servicios a la comunidad. El reto está en sus manos.
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