WASHINGTON (AP) — La matanza de 16 civiles afganos
ocurrida el fin de semana, realizada presuntamente por un soldado
estadounidense, socava nuevamente la base lógica de una guerra que una
mayoría de los estadounidenses ya pensaba que no valía la pena pelear.
Sin embargo, el gobierno del presidente Barack Obama y sus aliados insistieron el lunes que el horroroso episodio no acelerará los planes de retirar a las fuerzas extranjeras.
Obama calificó el episodio como "trágico" y la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton lo llamó "inexplicable".
En una entrevista para la televisión, Obama dijo el lunes que los asesinatos subrayan la necesidad de entregar a los afganos la responsabilidad de la seguridad, pero afirmó que la matanza no llevaría a un retiro adelantado de las tropas de Estados Unidos.
"Sí señala, sin embargo, la importancia de que realicemos la transición, de acuerdo con mi plan", dijo Obama al canal de televisión WFTV de Orlando, Florida, "a fin de que los afganos tomen más el mando de su propia seguridad y que nosotros podamos comenzar a enviar a casa a nuestros soldados", agregó.
Clinton dijo a reporteros en la sede de la Organización de Naciones Unidas en Nueva York: "Este terrible incidente no cambia nuestra firme entrega a proteger al pueblo afgano y a realizar todo lo que podamos para construir un Afganistán fuerte y estable".
Funcionarios de gobierno estaban reaccionando al asesinato ocurrido el fin de semana de 16 civiles afganos, incluidos nueve niños en sus camas mientras dormían.
Un sargento primero del ejército de Estados Unidos está acusado de haber escapado de su base en la provincia de Kandahar, corazón del territorio del Talibán, y de haber atacado a disparos a aldeanos en sus casas cercanas a la base.
A pesar de las muertes, "nuestros objetivos estratégicos no han cambiado y no cambiarán", dijo Jay Carney, secretario de Prensa de la Casa Blanca.
Los asesinatos ocurridos el domingo son los más recientes en una serie de incidentes fatales que han causado afrenta tanto a afganos como a estadounidenses.
El asesinato de estadounidenses a manos de sus anfitriones afganos, así como de afganos por parte de estadounidenses que se supone deben ayudarlos, han forzado un examen acuciante de una estrategia de guerra que exige que los afganos asuman más responsabilidad en materia de seguridad a través de instrucción y operaciones conjuntas "hombro a hombro".
La guerra es un creciente dolor de cabeza político para Obama. Los votantes estadounidenses lucen frustrados y los rivales republicanos del mandatario lo acusan de manejar mal la guerra.
Según una encuesta de Washington Post-ABC aplicada antes de la masacre y difundida el domingo, el 55% de los encuestados dijeron que la mayoría de los afganos se oponen a lo que Estados Unidos está tratando de hacer allí. El 60% dijo que la guerra en Afganistán "no ha valido la pena"
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