Por Ramón Peralta
Un elemento necesario para el éxito escolar del estudiante es su presencia diaria en el aula de clase. Si el estudiante no asiste de una manera normal dejará de aprovechar la instrucción, que es un elemento crítico en el aprendizaje, sobre todo en los primeros años de la educación, que es cuando se sientan las bases del aprendizaje escolar.
La mayoría de los estudios sobre el aprendizaje confirman, que hay una relación directa entre el aprendizaje y la asistencia. Los niños que por una razón u otra dejan de asistir a la escuela, no solamente se retrazan en el aprendizaje sino que a largo plazo pierden el interés por la educación.
Como en la temprana edad un niño no puede percibir por si mismo la importancia de la educación, es tarea de los padres transmitir al niño el interés por la escuela y por tanto, entusiasmarlo para que asista cada día a la escuela. Sin esa labor de los padres, el niño por si solo no va a desarrollar el interés por asistir.
Hay una idea entre algunos padres, que es solo labor de la escuela y no de ellos, que los niños pongan interés por la educación. Esa es una posición totalmente errada. Nada puede hacer el maestro o la escuela, sin la cooperación decisiva de los padres, sobre todo, en lo que concierne a la asistencia diaria y a la preparación de un ambiente adecuado, físico y sicológico para que el niño pueda enfrentar las demandas diarias del aprendizaje. Es papel de los padres servir de guardianes a la opción educativa de sus hijos. Si los padres dejan a los hijos la opción de decidir por si mismos cuando ir o no a la escuela, es posible que a lo largo del camino el niño decida quedarse en la casa, por el hecho de que es más cómodo quedarse en la cama unas cuantas horas más que tomar la dura decisión de emprender la ruta de la escuela y estar a tiempo.
La tarea de aprender y asimilar los primeros conceptos es bien compleja y exige del niño un esfuerzo extraordinario. Aprender a contar y descifrar los primeros símbolos escritos del lenguaje es tan difícil como resolver los complejos conceptos algebraicos en la etapa superior del aprendizaje. Pocos padres y adultos logran entender esta realidad y mucho menos, la importancia que la asistencia juega en el desarrollo del aprendizaje de estos conceptos.
La ausencia del estudiante echa a perder el arduo trabajo del maestro y peor aún, aumenta la posibilidad de que el estudiante se desanime y en última instancia deje la escuela.
Los datos más recientes revelan que hay una relación directa entre el ausentismo y la baja escolar. Es decir, que cuando un estudiante toma como hábito la ausencia en la escuela, hay una gran posibilidad de que nunca se gradúe y por tanto, abandone la escuela. Un 80% de los estudiantes que se dan de baja caen dentro de esta categoría.
La baja estudiantil no es un problema que se queda en la escuela sino que se refleja negativamente en la sociedad. Según las estadísticas, el 90% de los estudiantes que pecan de ausentismo en las escuelas, terminan cayendo en la delincuencia y por tanto en las cárceles, constituyendo un grave problema social y al mismo tiempo económico. Cuesta más a la sociedad mantener un sujeto en la cárcel que educarlo. Para la familia el costo es más elevado, ya que, la delincuencia juvenil tiende a ser un elemento desestabilizador en la familia.
Al ausentismo como elemento de fracaso en la escuela también se traduce en la pérdida de accesibilidad al mercado de trabajo y la posibilidad de asegurar un salario decente. Los estudiantes que no llegan a graduarse están expuestos a recibir la mitad de los ingresos que recibe uno que se gradúa. De manera que, la baja estudiantil es una invitación al fracaso económico y a la dependencia de las ayudas estatales. Se estima que, sobre el 50% de las cabezas de familias que reciben ayuda económica del estado, nunca finalizaron la escuela secundaria o “High School” y tuvieron un alto índice de ausentismo en la escuela.
Las expectativas de lograr un salario decente sin haber logrado un diploma escolar se hacen cada días más oscuras, sobre todo, en una sociedad como la actual donde el mercado de trabajo demanda una mano de obra cada vez más cualificada, en otras palabras, más educada. Sin educación no habrá acceso al empleo en un mercado de trabajo orientado hacia la tecnología.
Son muchos los padres que por falta también de educación no perciben la conexión entre la asistencia de sus hijos a la escuela y el éxito económico en el futuro. Esa es la razón que tengamos sectores sociales, que por carecer de esta visión de la educación, no muestran preocupación y atención por la educación de sus hijos y cualquier pequeño percance lo ponen como pretexto para no enviar sus hijos a la escuela.
No saben estos padres que con esa actitud están obstaculizando el éxito de sus hijos en el futuro. No hay mayor herencia que los padres puedan legar a sus hijos que la educación. Y saber que ese tesoro es gratis. Padres, por Dios, envíen sus hijos a la escuela porque ahí está el secreto de un brillante porvenir.{jcomments on}
