Por PABLO SPECER y MARÍA VERZA
PUEBLA, México (AP) — Tres explosiones consecutivas ocurridas por una fuga de gas en una toma clandestina de un gasoducto dejaron la madrugada del domingo a por lo menos un muerto, 11 personas heridas, cuatro de ellas menores, y medio centenar de casas derrumbadas o fuertemente dañadas en un barrio al norte de la ciudad de Puebla, en el centro de México.
El gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, acompañado de autoridades civiles, militares y de Petróleos Mexicanos, explicaron en conferencia de prensa que se evitó una tragedia mayor gracias a una llamada de emergencia previa a las explosiones, alertando de una nube blanca y olor a gas, lo que permitió la evacuación de 2.000 personas en un radio de un kilómetro.
La fuga fue tan grande que en algunas partes las casas quedaron convertidas en escombros, y más de doce horas después todavía había llamas en el lugar de la toma clandestina, las cuales cesaron una vez que comenzó una fuerte lluvia.
No obstante, los vecinos se encontraban un poco más tranquilos después de las horas de miedo de la noche anterior.
“Cuando oí el escándalo, el griterío de la gente, ahí fue donde nos dimos cuenta de que ya venía el humo del gas (...) y ya no nos dio tiempo de sacar documentación ni animales ni nada”, dijo un vecino que no quiso dar su nombre pero habló ante las cámaras de AP poco después de que le informaran que su casa quedó completamente destruida.
De los once hospitalizados, algunos con quemaduras hasta en el 75% del cuerpo, tres se encontraban intubados y otros dos en estado grave. Las autoridades no especificaron la situación de los menores, de entre 3 y 16 años.
Las labores de rescate comenzaron desde la mañana con binomios caninos por si pudiera haber personas entre los escombros, aunque Barbosa indicó que no hay reportes de desaparecidos. El funcionario agregó que, según un balance preliminar, hay 54 casas derrumbadas o con daños muy graves.
El domingo por la mañana ya había en San Pablo Xochimehuacán un total de 1.400 efectivos entre militares, Guardia Nacional, policías y bomberos municipales y estatales e incluso efectivos de emergencia llegados del vecino estado de de Tlaxcala.
El general Alfredo González dijo que, además, otros 870 militares estaban en camino desde el Valle de México con todo tipo de herramientas, maquinaria y excavadoras y cuatro binomios caninos.
La explosión tuvo lugar en San Pablo Xochimehuacán, un barrio al norte de la ciudad de Puebla, poco antes de las tres de la madrugada.
El primer reporte de la nube de gas se recibió a la 1:34 y casi de forma inmediata las autoridades comenzaron la evacuación, primero en un radio de 300 metros hasta llegar al kilómetro. La primera de las tres explosiones fue casi 80 minutos después.
“Si no hubiera habido desalojo y no hubiera habido coordinación, hubiera habido una tragedia de grandes proporciones, terrible”, aseguró Barbosa.
Incluso se tuvo que evacuar de forma preventiva durante algunas horas a 37 pacientes de un hospital de traumatología cercano, el cual reanudó operaciones normales poco después.
Las imágenes difundidas en redes sociales mostraban grandes llamaradas y se escuchan las explosiones, que sembraron el pánico en la zona. Pero Javier González, de Petróleos Mexicanos, insistió la mañana del domingo en que el riesgo estaba “completamente controlado”.
Protección Civil de la ciudad tuiteó poco antes de las 7 de la tarde que, en trabajo coordinado con otros cuerpos, efectivos de Pemex “han cerrado la válvula y controlado la fuga”.
Desde por la mañana, las autoridades pidieron a los habitantes no acercarse al área.
“No pueden regresar por el momento”, dijo Eduardo Rivera, alcalde de Puebla. “Los riesgos de derrumbes, cables, pueden ser motivo de accidente grave”.
Según los datos preliminares, el origen de la fuga fue en un predio particular desde donde se estaba robando gas. Frente a ese lugar hay una empresa de gas.
En el predio de la toma clandestina había un camión cisterna y 25 cilindros de gas de 20 kilos cada uno, que los delincuentes estaban probablemente cargando, explicó González. La nube de gas se expandió a ras de suelo y al encontrar puntos calientes surgieron las explosiones.
Esa podría ser la explicación de que el lugar de la fuga estuviera como a medio kilómetro de la zona con más viviendas destruidas, según el mapa divulgado por protección civil de la ciudad.
En México ha proliferado el robo de hidrocarburos, sobre todo de petróleo, y Puebla es uno de los estados más afectados, pues se encuentra entre la capital y la zona petrolera del Golfo de México.
Los criminales perforan los ductos pese a los riesgos que eso provoca. Uno de los sucesos más graves fue en enero de 2019 en Tlahuelilpan, al norte de Ciudad de México, donde murieron más de 130 personas, muchas de las cuales fueron afectadas porque tras detectarse la fuga de combustible acudieron a llenar garrafas de gasolina y quedaron atrapadas en el incendio.
El gobernador de Puebla se comprometió a indemnizar a las víctimas, reconstruir las casas e investigar a profundidad lo ocurrido. Según dijo, los primeros implicados están a la vista: los dueños del lugar donde estaba la toma y del camión cisterna, así como sus socios. También dijo que se investigaría a la empresa de gas situada enfrente.
“Este hecho no va a quedar impune, vamos a ir a fondo”, aseguró
Recordó que es muy grave que haya dos ductos que pasan por Puebla porque, aunque se construyeron fuera de la zona urbana, la ciudad fue creciendo y se fueron levantando casas sobre ellos. De hecho, una de las zonas siniestradas está junto a una calle llamada Gasoducto.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ofreció sus condolencias vía Twitter, hizo de la lucha contra el millonario negocio del robo de combustible uno de sus grandes compromisos y desplegó a miles de militares para custodiar los ductos. En Puebla había patrullajes constantes desde hace seis meses, dijo el domingo el general González.
Pero aunque las tomas clandestinas se han reducido en este gobierno, el problema no está solucionado.
Según un informe oficial de marzo, México perdía en promedio 4.000 barriles diarios de gasolina y diésel debido a las tomas ilegales, pero el presidente dijo que los robos, apoyados por los habitantes de poblaciones enteras, eran ya muy pocos.