Por Ramón Peralta
Cuando los presidentes entran en campaña para buscar otro período presidencial, tratan a como dé lugar de ganarse el favor de los electores, incluso aquellos a los que durante su primer período han sido agredidos por sus políticas, y como dice un refrán, hasta con el diablo se confiesan. En ese sentido, Trump no es la excepción.
De todo es bien conocido como Trump ha maltratado a la comunidad de inmigrantes hispanos, sobre todo a los descendientes mexicanos y procedentes de Centroamérica. Los calificativos de: traficantes de drogas, asesinos, ladrones, vagos, procedentes de las heces fecales y otros denigrantes epítetos teñidos de racismo han salido de la boca del primer mandatario, incluso años antes de ocupar la presidencia.
Apoyado en esas percepciones ha implementado un sin número de políticas con el fin de acosar del territorio americano a la mayor parte de los ciudadanos procedentes de países pobres. Ha usado los organismos de inmigración como instrumento para imponer trabas a los que pretenden entrar al país, ya sea legal o ilegalmente. Cada vez que se acerca a la frontera va a visitar los avances de su soñado muro de la infamia en la frontera con México. Los requerimientos para reclamar un familiar por aquellos que tienen visas de residentes, se ha convertido como algo imposible, debido a los requisitos impuestos, que dicho sea de paso, han puesto en peligro la salud de muchos niños, ya que
Impide a los que piden familiares, recibir ayuda gubernamentales.
Entre otras de las medidas de la administración Trump que no se pueden pasar por alto, debido a su carácter anti-humano y draconiano, es la referente a los tratos dados a miles de familias detenidas en la frontera, hecho éste que ha llevado a muchos a calificarlo como una tragedia humana. Cientos de niños se encuentran hoy abandonados y separados de sus padres en facilidades no aptas para humanos.
Después de ufanarse y echar gritos al cielo por las medidas anti-inmigrantes que ha impulsado su administración, el Presidente Trump últimamente ha querido dar una serie de pasos con el fin de atraer a los votantes hispanos. En ese sentido, llevó a la Casa Blanca un grupo de empresarios hispanos con el fin de implementar lo que Trump llamó una serie de iniciativas para “beneficio” de ese sector. Pero al fin de la reunión resultó, que lo que Trump quería conseguir, era un apoyo político de ese grupo, que al final del acto lo logró, cuando el principal ejecutivo de la empresa Goya se desbordó en alabanzas y lauros hacia Trump, poniéndolo como un santo en el mas alto pedestal del altar. La acción del empresario ha sido bien debatida en los medios pero se ha perdido de vista la intención maquiavélica de Trump, que no es otra, que congraciarse con la comunidad hispana para conseguir su voto. En ese sentido, no hay que perder de vista, que Trump va a tratar de hacer todo lo posible por reelegirse y para llegar a esa meta, no hay que sorprenderse, que ponga como bueno lo que en el pasado dijo que era demoniaco y malo para la nación, ya que está en una situación desesperada de atraer votantes.
Además del acto en la Casa Blanca, Trump ha estado buscando, como nunca lo había hecho, llevar su campaña a los medios hispanos como Telemundo y Univisión prometiendo villas y castillos a los votantes hispanos. Así es que, los votantes hispanos deben tener los ojos bien abiertos y no dejarse embaucar por este artista del engaño y la demagogia como es Trump.
