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Parte I

Por Ramón Peralta

En una de sus primeras decisiones de gobierno, el Presidente Biden, dispuso la prohibición de usar el término “ilegal” al referirse a las personas que se encuentran en Estados Unidos sin el permiso correspondiente. Antes de que el Presidente tomara la referida disposición, ya habíamos decidido la publicación de dos artículos sobre una obra de la escritora Aviva Chomsky, titulada “How Immigration Became Illegal” (“Como la Inmigración se convirtió en Ilegal”), en la que la autora nos hace una larga reseña de la evolución histórica de los términos “ilegal” e “indocumentado” y nos explica sus orígenes y el sentido racista que acompañó su uso.

Debido al constante empleo que hoy día se hace de esos términos en el acontecer político, vamos hacer algunas puntualizaciones que aparecen en la obra antes señalada y que nos ayudarán a tener un mas claro sentido histórico de ambos términos. Por razones de espacio, solo haremos referencias generales acerca de los puntos que nos trae la obra y sin hacer citas específicas como se acostumbra en este tipo de trabajo. Todo el contenido del artículo está basado en la obra antes señalada.

De entrada debemos de poner claro, cuáles fueron muchas las razones que determinaron que una persona o nacionalidad fuera declarada como “ilegal” o “indocumentada”. En ese proceso intervinieron muchos factores, tanto de índole económico, racial y de nacionalidad.

A principio de siglo XIX y después del 1848, cuando Estados Unidos terminó por arrebatar a México parte de sus grandes posesiones y comenzó a explotarlas, los mexicanos, tanto los que vivían en esos territorios y los que cruzaban la frontera, comenzaron a constituirse en suplidores de manos de obra pero les eran negados los derechos de los ciudadanos americanos. Desde entonces se hizo una distinción legal entre “inmigrantes” y “trabajadores”. Como “inmigrantes” eran catalogados aquellos que provenían de Europa y que desembarcaban en la Ellis Island en Nueva York. En contraposición, los “trabajadores” eran los mexicanos y chinos que trabajaban en los campos de cultivos y en la construcción de las líneas férreas.

Los “trabajadores” se suponía que no podían establecerse en territorio americano de manera permanente o convertirse en ciudadanos americanos, ya que, eso solo era reservado a personas definidas como “blancas” y casi siempre provenientes de Europa. Sin embargo, el criterio de “anti-inmigrante” se aplicaba a esos europeos pero no a los mexicanos, que dicho sea de paso, muchos de ellos habían echado raíces en los territorios ocupados por los norteamericanos y que pertenecían a México. Debido a esa realidad, los descendientes mexicanos de esos pobladores originarios que pasaron a ser parte de Estados Unidos, luego alegarían: “Nosotros no cruzamos la frontera; la frontera nos cruzó a nosotros.”

De manera que, el inmigrante mexicano no era clasificado como extraño y por eso hasta el 1924 la frontera con México no era virtualmente vigilada y la migración de mexicanos penetraba abiertamente y sin ningún problema. La razón de este hecho se debía a que la expansión agrícola del estado de California cada vez demandaba mas fuerza de trabajo, cuyo suplidor natural eran los mexicanos. Al mismo tiempo, el hecho de que los mexicanos no eran considerados “inmigrantes”, pasaron a ser víctimas de deportaciones masivas entre los años 1930-1950. Hay que destacar también, que Estados Unidos al pasar a ser una economía manufacturera tuvo mucho que ver con estas deportaciones. En términos económicos, a partir de esos años (1930-50), la agricultura no era el motor principal de la economía. Desde entonces comenzó a reforzarse la paradoja de Estados Unidos como país de inmigrantes y la aparición de la xenofobia con la aplicación de restricciones en su política inmigratoria.

En la próxima entrega continuaremos con mas detalles.

 


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