PARTE II
Por Andrés Abreu
La Organización del Atlántico Norte conocida en español como OTAN, y en inglés como NATO, es una alianza militar formada por Estados Unidos utilizando a los países de la Europa Occidental para hacer frente a los llamados planes expansionistas de la Unión Soviética al término de la Segunda Guerra Mundial. Paradójicamente, estábamos en el “calor” de la Guerra “Fría”.
Estados Unidos era entonces y sigue siendo, el país capitalista mas grande del mundo y por ende, el mas preocupado por la expansión de las ideas socialistas soviéticas. La Guerra Fría terminó en 1990 cuando la URSS se desintegró. El premier soviético, Mijail Gorbachov abdicó al cargo, y Rusia se convirtió en una federación; varios de los países que conformaban la URSS se convirtieron en independientes y el sistema comunista se convirtió en capitalista bajo la dirección del Partido Comunista. A partir de ahí, la mayor preocupación de Rusia era salvar su deteriorada economía, pera la de Estados Unidos, era aprovechar el descalabro soviético para expandir su influencia en la Europa del este. Por eso la OTAN, cuyo motivo de existencia había aparentemente desaparecido, siguió trabajando como si nada hubiera cambiado desde la desintegración de URSS.
La economía rusa se restableció con el paso de los años, y el antiguo país eslavo de ideología comunista, se convirtió al igual que China, en un país de libre mercado, pero bajo la administración de tipo socialista democrático, que significa elecciones indirectas y dirección parlamentaria.
Desde entonces, las dos gigantescas otrora naciones comunistas, China y Rusia, se han convertido en potencias económicas capitalistas, y la preocupación de Estados Unidos ahora no es tipo ideológico, sino económico.
China se convirtió en la segunda mayor economía del mundo, con un crecimiento escalonado que en el 2021 fue casi el doble de la de Estados Unidos.
Rusia por su parte, le ha sacado ventaja a la carencia de gas natural de la Europa del oeste, lo mismo que a sus reservas petroleras. Vende petróleo a través de un oleoducto que cruza por Ucrania y construyó recientemente un enorme conducto para vender gas natural a Alemania.
Para Estados Unidos esto significa un aumento de la influencia rusa en la Unión Europea, que ha sido por años un muchacho de mandados norteamericano, en especial en el aspecto militar, mediante la OTAN.
Pero a la administración de Biden parece habérseles subido los humores a la cabeza, y pensaba que rodeando a Rusia implantando bases militares en sus fronteras ,mantendría al oso polar en jaque, al tiempo que ahoga las economías de los países de corte socialista en su patio latinoamericano como Cuba, Venezuela y Nicaragua. Biden mantiene intactas las nuevas sanciones económicas contra Cuba, que impuso Donald Trump, sigue apoyando al gobierno virtual falso de Juan Guaidó de Venezuela, y aumentó las presiones económicas contra Nicaragua. En otras palabras, revivió la Guerra Fría, como levantar a un muerto de la tumba para convertirlo en un zombi de una película de misterio.
Lo penoso de todo esto es, que ha puesto en tensión a Ucrania, un país que ha sufrido una de las guerras mas sangrientas tras la caída de la URSS. Rusia abastece a Ucrania de petróleo y gas natural. Lo cual tiene temblándoles las piernas al presidente, Volodymyr Zekensky. Porque si en el invierno Kiev pierde el suministro de gas, el pueblo ucraniano le pondrá precio a su cabeza. Pero sus seguidores son pro occidentales, y si no mantiene su posición anti rusa, también perderá la cabeza.
Rusia, en respuesta a las amenazas de la OTAN, ha movilizado tropas a la frontera para crear un ambiente de tensión y obligar a la OTAN a desistir del cercarlo. Ha hecho amenazas de repetir la crisis de los misiles de los 60s, hablando de alianzas con Cuba, Venezuela y Nicaragua. Pero ni Rusia es la Unión Soviética, ni a estos gobiernos les conviene levantar el pecho contra el poderoso país del norte, aunque este los quiera destruir sin ningún motivo. No es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar. Rusia no tiene capacidad para defender a ninguno de estos países de una invasión norteamericana, ni tampoco tiene los recursos para solventar sus destruidas economías.
Estados Unidos ha puesto su maquinaria de mentiras sobre una supuesta invasión de Rusia a Ucrania, y Rusia a su vez aunque lo niegue se halaga de ello, porque en fin de cuentas eso lo que buscaba: asustar al lobo respirando fuerte y zapateando el polvo.
